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Dos naciones indivisibles

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Dos naciones indivisibles

México, Estados Unidos y el camino por venir

Oxford UP,

15 mins. de lectura
10 ideas fundamentales
Audio y Texto

¿De qué se trata?

Uno de cada diez mexicanos es residente de Estados Unidos; sin embargo, la política exterior estadounidense pasa por alto la importancia de México.

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Clasificación editorial

8

Cualidades

  • Innovador
  • Aplicable

Reseña

Los gobiernos de México y Estados Unidos pueden mejorar su relación pese a su larga historia de tensión, incluidos los conflictos armados en el siglo XIX y principios del XX. Shannon K. O’Neil, miembro titular del Consejo de Relaciones Exteriores, cree que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre Canadá, México y EE.UU. de 1994 fortaleció económicamente a los tres países y mejoró los lazos entre México y Estados Unidos. Las reformas gubernamentales promulgadas durante el mandato de Vicente Fox y las reformas judiciales aún pendientes de Felipe Calderón auguran un mejor futuro para México. Una mayor integración económica y social entre México y Estados Unidos los unirá más. La erudita discusión de O’Neil es suficientemente exhaustiva para los lectores analíticos y, a su vez, lo bastante vivaz para interesar a un público más amplio. getAbstract recomienda su detallada descripción, que rompe estereotipos del México moderno y su creciente clase media, a estudiantes, políticos, inversionistas y a los interesados en temas de inmigración.

Resumen

Distancia diplomática, acercamiento económico

En el siglo XIX y principios del XX, Estados Unidos y México entraron en guerra, casi siempre en detrimento de México. Pelearon por lo que sería Texas; los mexicanos lo consideran como un asunto de inmigrantes estadounidenses radicales que amenazaron la soberanía nacional y como un caso en el que triunfó el poderío sobre el derecho.

Hacia mediados del siglo XX, las relaciones de Estados Unidos con México entraron en una era de neutralidad y negligencia, mientras la preocupación estadounidense por Rusia se intensificó durante la Guerra Fría. La política estadounidense trató a su vecino del sur como a una más de muchas fuentes de migrantes, una modesta fuente de energía, un poder mundial periférico y un remanso de la Guerra Fría. El partido político mexicano históricamente dominante, el PRI, avivó la sospecha popular sobre el explotador “imperialismo yanqui”. El PRI trajo estabilidad política a México por medios antidemocráticos y corruptos, pero Estados Unidos nunca criticó al partido ni al gobierno mexicano.

A medida que el mundo corporativo de Estados Unidos se expandió hacia México, las compañías estadounidenses...

Sobre el autor

Shannon K. O’Neil es miembro titular del Consejo de Relaciones Exteriores para Estudios Latinoamericanos.


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