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El corazón de las tinieblas

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El corazón de las tinieblas

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What's inside?

La fascinante novela de Joseph Conrad muestra el horror del mundo, esto es, el colonialismo.

Clásico de la literatura

  • Novela
  • Moderno

De qué se trata

Un viaje a los abismos más profundos del ser humano

Con la respiración contenida el lector sigue el informe del narrador Marlow quien, con una prosa poética, describe su viaje por el Congo al corazón de África y al corazón de las inieblas. Pero también es un viaje a los lugares más oscuros del alma humana. Marlow se hace cargo del mando del barco de vapor en mal estado de una empresa comercial belga durante el periodo final del colonialismo europeo. Al llegar a África, escucha rumores sobre un tal señor Kurtz que supuestamente vive y gobierna cientos de kilómetros río arriba. Kurtz es el agente comercial de mayor éxito de la compañía. Suministra cantidades inimaginables de marfil y parece ser un personaje carismático. A pesar de todos los inconvenientes, Marlow viaja río arriba para conocer a este hombre. No olvidará durante toda su vida lo que ve ahí. Si bien las imágenes con las que Conrad describe la selva y la crueldad del dominio colonial son concretas, al autor le interesa poco el realismo narrativo. A partir de la confrontación del hombre blanco con el mundo primitivo, que es descrito como aterrador, el autor forma un reflejo lúgubre de la existencia humana y una de las representaciones más oscuras del colonialismo europeo en la literatura.

Ideas fundamentales

  • El corazón de las tinieblas es la primera novela moderna del siglo XX. Nos lleva a las tinieblas más profundas de África… y del alma humana.
  • En esencia, la novela consiste en el informe del capitán Marlow sobre una navegación por el Congo.
  • En ese tiempo la región del Congo estaba bajo el dominio colonial belga, que saqueaba el país sistemáticamente con métodos brutales.
  • El viaje lleva a lo más profundo del interior de África, donde un agente comercial llamado Kurtz ha establecido un verdadero régimen de terror.
  • Después de todo lo que ha oído sobre el legendario Kurtz, Marlow espera la reunión con curiosidad y escepticismo.
  • No solo la nave de Marlow se hunde y tiene que ser reparada, sino que también las personas están cambiando en su propio detrimento.
  • Enfermo de muerte, Kurtz cumple los peores temores de lo que las personas son capaces de hacer en condiciones extremas.
  • El libro alcanza su clímax lingüístico en la descripción del viaje a través de la selva que se presenta como un reflejo de los temores humanos.
  • El corazón de las tinieblas puede interpretarse como una profunda crítica al colonialismo europeo.
  • Francis Ford Coppola realizó la versión cinematográfica del libro bajo el título Apocalypse now, en la que el director cambió el lugar de la acción a Camboya.

Resumen

A bordo de un yate en el Támesis

A la puesta del sol, en un sólido yate de altamar que se encuentra silenciosamente anclado en el Támesis, en Londres, se sientan juntos cinco hombres que, de alguna manera, tienen que ver con la navegación. Uno de ellos es Charlie Marlow, que está sentado algo alejado de los demás. Mientras a la vista del tranquilo puerto cavilan sobre el pasado marítimo de Inglaterra, Marlow hace, de repente, una observación: “Y también fue este uno de los lugares más oscuros de la tierra”. Marlow explica su idea de cómo llegaron los romanos al lugar salvaje que ahora es Londres, cómo conquistaron esta colonia y luego la explotaron con fuerza bruta.

“La costa frente a mí era casi informe, como si estuviera en proceso de creación, una visión de completa monotonía””.

En la compañía es bien sabido que Marlow suele fantasear; sin embargo, sus historias se consideran más importantes que las anécdotas comunes de los marineros, así que todos escuchan fascinados cuando relata el punto culminante de sus vivencias, porque Marlow es un viajero que busca experiencias, a diferencia del marinero común que es, en esencia, una persona casera que da la vuelta por el mismo mar en la protección de su barco, indiferente frente a las costas extranjeras a las que llega.

El señor Marlow busca un puesto de mando

Ya desde niño Marlow se sentía profundamente fascinado por los mapas. En aquella época, todavía había espacios en blanco que resultaban especialmente atractivos. Un cierto anhelo por descubrir lo llevó a su profesión.

“Morían lentamente… eso estaba claro. No eran enemigos, no eran criminales, no eran nada terrenal, solo sombras negras de enfermedad y hambre, que yacían confusamente en la tiniebla verdosa””.

Después de varios años como capitán de barco en el Lejano Oriente, lleva un tiempo en Londres buscando en vano un nuevo puesto de mando. Sabe que los espacios en blanco de África se han convertido ahora en lugares oscuros, pero, aun así, se siente atraído por ellos.

A través de la mediación de una tía, consigue un puesto en un barco de vapor que subiría por el Congo, el río en forma de serpiente de las profundidades del continente africano. El barco le pertenece a una compañía comercial belga. Marlow va a Bruselas a presentarse.

Entrevista de trabajo en Bruselas

La compañía comercial es la más importante del país. El capitán anterior del barco de vapor, un danés conocido por su prudencia llamado Freslaven, murió a manos de algunos nativos. Sucedió en un momento en que el danés había perdido los estribos debido a un malentendido con dos gallinas negras y le había dado una paliza al jefe de una tribu.

La costa africana

En la antesala del edificio en Bruselas están sentadas dos mujeres que tejen afanosamente lana negra y examinan con mirada experta a Marlow. Más tarde, Marlow pensará con frecuencia en ambas mujeres, que parecen estar vigilando las “puertas de la Oscuridad”. El director se limita a darle un apretón de manos. Luego sigue un examen médico superficial. El médico se dispone a medir el cráneo de Marlow y señala que le resulta interesante seguir “a su debido tiempo, los cambios mentales individuales” entre los que viajan a los trópicos. Con motivo de una visita para despedirse de su tía, Marlow menciona que las mujeres como ella no tienen ni idea del negocio ni de la orientación hacia los beneficios de la empresa comercial. Ella cree con toda seriedad que los europeos tienen una misión civilizadora en África. Marlow viaja a África en un barco de vapor francés. El barco transporta principalmente soldados, oficiales de aduana y envíos postales que se descargan en distintas estaciones. La costa parece tentadora y fría a la vez. Después de 30 días en el mar, continúan río arriba en un pequeño barco de vapor hasta la primera estación de la empresa mercantil, un lugar desolado donde los negros trabajan arduamente en la construcción de una vía de ferrocarril y donde metales y maquinaria inservibles se encuentran esparcidos sin orden ni concierto y se oxidan. A la sombra de algunos árboles, Marlow ve a algunos negros que ya no soportan los esfuerzos y se han retirado a morir.

“Me acordé de lo que había dicho el viejo médico: ‘A la ciencia le interesa observar los cambios mentales que se producen en los individuos en ese sitio’. Sentí que me convertía en algo científicamente interesante””.

Un funcionario impecablemente vestido y perfumado recibe a Marlow. En estas circunstancias para guardar las apariencias, Marlow muestra verdadera entereza. El funcionario también lleva meticulosamente los libros. Marlow escucha por primera vez de su boca el nombre de Kurtz y una alusión a su significado especial. Los negocios comerciales de la compañía consisten en enviar mercancías de escaso o ningún valor a la estación local del interior del país e intercambiarlas por marfil. Y Kurtz es, por mucho, el mayor proveedor de marfil.

“Arrancar tesoros de las entrañas de la tierra era su deseo, sin más pretensión moral que la de un ladrón que fuerza una caja fuerte””.

Al día siguiente, Marlow parte hacia el interior con una caravana de 60 hombres para recorrer un tramo de 200 millas. Su único compañero de viaje blanco es un hombre con sobrepeso que es totalmente inepto para el clima y las condiciones de vida. Solo está aquí “para hacerse rico”. Después de dos semanas de calor abrasador, llegan a la estación central de la compañía.

El barco está hundido

En cuanto llega, le dicen a Marlow que dos días antes su barco había naufragado en el río. Un timonel poco hábil había rajado el casco con unas piedras. Marlow saca el barco e intenta repararlo. Esto le lleva tres meses, porque no llega el material. Sobre todo, hacían falta remaches. Aunque hay muchos en la costa, durante mucho tiempo no consiguen llevarlos a la estación central. Según la impresión de Marlow, el gerente general de la estación tiene muy pocas habilidades que justifiquen su denominación. Solo es capaz de mantener el curso usual de los acontecimientos. Nada se mejora, todo se abandona. El poder del hombre se basa únicamente en su salud inquebrantable, que lo hace indispensable en su puesto y en su capacidad para expresar con energía sus insignificantes órdenes. Explica el percance del barco diciendo que tenían que ayudar a las estaciones de aguas arriba. Estaban en peligro porque el señor Kurtz estaba muy enfermo.

En la estación central

Durante los tres meses de reparación, Marlow conoce a un joven aristócrata, junto con agentes comerciales insignificantes y los “peregrinos” que solo andan merodeando a la espera de una oportunidad para participar de alguna manera en el comercio del marfil. En realidad, el joven aristócrata debe fabricar ladrillos, pero para ello le falta un material específico. Este joven caballero, por su tipo, es capaz de mantener a distancia a los otros peregrinos y se muestra muy amable con Marlow. Por él, Marlow se entera de más cosas sobre Kurtz.

“Remontar el río era como regresar a los inicios del mundo, a un tiempo en el que las plantas cubrían por completo la tierra y los árboles grandes se convertían en reyes””.

En la morada del joven aristócrata fabricante de ladrillos –por lo menos dispone de una vela colocada encima de una botella de champaña–, Marlow descubre un pequeño cuadro al óleo de una mujer. Lo había pintado Kurtz, y el joven empieza a entusiasmarse con Kurtz. Este es una especie de salvador, un hombre con habilidades superiores al promedio, al que le espera una gran carrera. Marlow tiene la impresión de que Kurtz es un hombre dotado artísticamente y también muy elocuente, en todo caso, un hombre con ideas morales.

“¿El hombre prehistórico nos maldecía, nos veneraba, nos daba la bienvenida? ¿Quién lo sabe”?

Con cada caravana semanal aparecen más grupos de filibusteros coloniales blancos. Después de una breve escala, desaparecen tierra adentro. En la cubierta de su barco ahora levantado, Marlow escucha sin querer una conversación entre el gerente general y su tío, que es el líder de los filibusteros. Queda claro que ambos se sienten amenazados por Kurtz. Suponen que Kurtz tiene excelentes relaciones en su tierra natal, también hablan de la visión civilizadora que tiene Kurtz. Sin embargo, ambos piensan que es ridícula y perjudicial para el curso de sus negocios. Con la supuesta enfermedad de Kurtz, abrigan la esperanza de que el problema pueda resolverse de forma natural.

Río arriba

Después de que Marlow lograra que el barco de vapor volviera a flotar, comienza la última etapa del viaja hacia la estación de Kurtz. El gerente general y algunos peregrinos también se embarcan. Navegar por una corriente lenta es peligroso, pues la tecnología del barco es propensa a fallar. Los nativos empleados para calentar la caldera de vapor trabajan al borde de la eficiencia. La selva en las riberas del río es silenciosa y amenazante, nada se mueve. Por las noches se oye el batir de los tambores. Un día, Marlow descubre en la orilla una choza de juncos abandonada. Delante hay una pila de leña para el barco y un mensaje con la petición de que se apresuren y se acerquen con precaución. En la cabaña Marlow encuentra un libro técnico sobre náutica muy manoseado y lleno por todas partes con notas aparentemente cifradas. Se lo lleva. Poco antes de la estación del interior, el barco entra en un canal estrecho. El gerente general insiste en anclar a la mitad del río. Se hace de noche. A la mañana siguiente hay una neblina impenetrable sobre el río. Después de largos momentos de tensión, de repente una lluvia de flechas golpea la cubierta del barco. Los blancos a bordo disparan ciegamente hacia el matorral. El timonel, que es un hombre negro, resulta herido mortalmente. Marlow arroja el cadáver por la borda sin vacilar y pone el barco en marcha y en curso, a pesar de la ruta extremadamente peligrosa. Debido a la neblina, los bancos de arena son difíciles de detectar y los desechos flotantes, como los troncos de árbol, o las rocas bajo la superficie del agua, podrían hacer que entrara agua en el casco del barco. La lluvia de flechas todavía continúa; solo cuando Marlow hace sonar el silbato del barco, el ataque cesa abruptamente.

La estación del interior

En el destino el grupo viajero es recibido exaltadamente por un hombre joven vestido con un traje cubierto de remiendos. Es un ruso con conocimientos náuticos que vino a parar a este lugar. Marlow le da su libro con los comentarios que –como ahora se ve– están escritos en cirílico. El ingenuo aventurero está lleno de devoción hacia Kurtz, pero la relación entre ambos es ambivalente. Kurtz lo ahuyentó, pero el ruso regresó y lo cuidó durante su enfermedad. Kurtz debe haber sostenido largos monólogos que impresionaron mucho al joven ruso. Marlow supone que Kurtz ha hecho que una tribu nativa lo siga. Lo primero que ve Marlow a través de los prismáticos frente a la vivienda de Kurtz son cabezas humanas empaladas en estacas. Debido a su apariencia –Kurtz resultará ser un hombre de dos metros–, la fuerza más brutal y el puro terror, ha logrado, por lo visto, que los nativos lo adoren como un dios. Poco después, llevan al enfermo al barco de Marlow. Es una sombra de sí mismo, pero todavía conserva una voz sonora que infunde respeto.

El horror

Entre Marlow y Kurtz se establece rápidamente un acuerdo tácito. Kurtz le confía sus papeles, que Marlow no entregará más tarde ni siquiera al gerente general que lo hostiga por eso. El ruso sospecha lo que es inminente y se despide con la advertencia de que Kurtz ha ordenado el ataque al barco. Por la noche los tambores rugen y las luces brillan en la negrura de la selva. Marlow está preparado para lo peor: una masacre. De repente, Kurtz desaparece. Marlow lo busca y lo encuentra en tierra, no lejos de las fogatas. Se hace evidente que los africanos ya no obedecen a Kurtz. Marlow consigue regresar, moribundo, al barco. Cuando este zarpa al día siguiente, los nativos vuelven a la orilla. Entre ellos se encuentra una orgullosa mujer, majestuosa, vestida con joyas y talismanes. Alza los brazos al cielo en invocación. Marlow hace sonar otra vez el silbato del barco y los nativos se dispersan. Solo la mujer permanece impasible y erguida a la orilla del río. Lo que a los nativos debe parecerles un demonio que gruñe y chapotea con la cola, desaparece río abajo.

“Los árboles vivientes, unidos por plantas trepadoras, y todo arbusto vivo en la maleza podrían haberse convertido en piedras, hasta la rama más delgada, hasta la hoja más pequeña””.

En el viaje de regreso, Kurtz balbucea en su agonía sus planes de riqueza y fama. Quería lograr algo que lo pusiera en igualdad con su prometida de la clase alta belga. Poco después, muere. Aproximadamente un año después de su regreso a Europa, Marlow visita a la dama para entregarle los papeles privados de Kurtz. Ella aun lleva luto y tiene la misma visión utópica de las condiciones en África que la tía de Marlow. Subraya la estatura moral de su prometido y lamenta profundamente no haber estado con él en la hora de su muerte. Marlow refuerza la imagen moral que tiene de su prometido y su muerte, al declarar que Kurtz murió con el nombre de ella en los labios. No tiene corazón para repetir las últimas palabras de Kurtz en el barco: “¡El horror! ¡El horror!”

Acerca del texto

Estructura y estilo

En los pasajes introductorios de El corazón de las tinieblas, un narrador anónimo describe una pequeña tertulia sociable a bordo de un yate de aguas profundas anclado en el Támesis. Una historia de fondo clásica. Una de esas personas es Charlie Marlow, el verdadero narrador de la novela. A partir de la conversación entre los que están a bordo, se desarrolla el informe de Marlow sobre sus experiencias en África, que constituyen, por mucho, la mayor parte de la novela. Solo de vez en cuando Marlow se dirige directamente a sus oyentes con algunos giros (“como usted sabe”) para recordarle al lector la cualidad informativa de la atmósfera sumamente densa de la narración. Joseph Conrad prescindió deliberadamente de los pasajes usuales de las novelas que harían comprensible el curso de una acción, como por ejemplo los datos sobre tiempo y lugar. Lo que le importa son las imágenes verdaderamente tangibles de las condiciones y los estados de ánimo de los lugares que Marlow toca en África. Estos se evocan condensados poéticamente y se muestran como lugares de horror. En principio, Conrad sigue el antiguo tipo narrativo mítico del viaje de aventuras, en el que el héroe parte hacia un territorio desconocido y experimenta una transformación interior ante los mortales peligros que acechan ahí.

Planteamientos de interpretación

  • El corazón de las tinieblas puede y debe entenderse como una crítica al colonialismo: las condiciones en las que los gobernantes coloniales explotaron África son tan aterradoras y desoladoras que provocan la visión de un verdadero infierno.
  • Sin embargo, en un nivel más profundo, la novela también puede considerarse como una reflexión sobre la lucha humana por la existencia.
  • El escéptico y humanitario Marlow solo encuentra dos tipos de europeos en su viaje: codiciosos brutales (los miembros de la empresa comercial) o locos (el joven aristócrata y el ruso). Su esperanza de encontrar en Kurtz a alguien de quien se pueda hablar positivamente, a pesar de las circunstancias, se ve frustrada; por el contrario, Kurtz aparece como la encarnación del mal.
  • La selva impenetrable y amenazadora y el calor inhumano son la esencia de la naturaleza primitiva y hostil. Los africanos son percibidos como parte de esto. Por esa razón, la novela fue criticada como racista, si bien denuncia claramente el racismo de los explotadores coloniales.
  • Gran parte de la novela es difusa y ambivalente. Así, por ejemplo, queda abierta la interpretación de si los blancos ya traían consigo su maldad. El médico que examina a Marlow habla de “cambios mentales en el sitio”.

Antecedentes históricos

El colonialismo europeo

El interior de África fue explorado relativamente tarde por los europeos en la época del colonialismo. El tamaño gigantesco del continente, su impenetrabilidad, sobre todo en los trópicos, y el clima fueron obstáculos durante mucho tiempo. Solo las zonas árticas eran más hostiles y su exploración mediante acciones individuales tuvo lugar más tarde. El periodista e investigador de África Henry M. Stanley desempeñó un papel destacado en África y especialmente en el Congo. Exploró la cuenca del Congo, una región rica en recursos, y se la ofreció primero a los ingleses y luego a los belgas. Así, Bélgica se unió relativamente tarde (a partir de aproximadamente 1800) al círculo de las potencias coloniales europeas. El rey belga Leopoldo II logró tener esta propiedad africana (más de 75 veces el tamaño de su país) bajo su control directo, con el único propósito de su enriquecimiento personal. A partir de entonces, el Congo fue brutalmente explotado por los belgas con los métodos más duros de esclavitud. Al mismo tiempo, en su tierra natal, utilizaron una propaganda hipócrita de civilización y misión. En la novela de Conrad se refleja esta propaganda en los comentarios de la tía de Marlow y la prometida de Kurtz. Cuando las noticias de las atrocidades perpetuadas en el Congo llegaron a Europa, la opinión pública empezó a cambiar. Edmund Dene Morel contribuyó significativamente a esta aclaración cuando lanzó una de las primeras campañas de derechos humanos en la historia y con quien Joseph Conrad mantuvo una relación epistolar.

Origen

Al igual que muchas obras de la literatura mundial, El corazón de las tinieblas está directamente relacionada con las experiencias personales del autor. Sin embargo, es más impresionista y opresiva que la representación realista de un hecho verdadero. La categoría literaria mundial de Joseph Conrad y, sobre todo, de esta pequeña obra maestra se basa, en última instancia, en el hecho de que el autor sublimó al más alto grado sus impresiones personales del Congo y las vertió en una forma literaria. Conrad era, en realidad, un escritor que trabajaba con lentitud y esmero. Sin embargo, esta obra surgió en una especie de frenesí creativo en el transcurso de ocho a diez semanas, entre diciembre de 1898 y enero de 1899. Conrad, nacido en Polonia, navegó de joven durante casi 20 años, al final como capitán al servicio de Inglaterra. Después se convirtió en escritor. Entre 1890 y 1891, en nombre de una compañía belga, emprendió un viaje al Congo, similar en el desarrollo externo al viaje de Marlow.

El viaje fue una experiencia traumática para Conrad. Una malaria y una disentería severas lo llevaron al borde de la muerte y arruinaron su salud para el resto de su vida. Además, fue víctima de intrigas que pusieron en duda sus calificaciones profesionales. Finalmente, descubrió la verdadera naturaleza del colonialismo europeo y una África más allá de todos los clichés románticos. Su crítica al colonialismo ya había influido en trabajos anteriores, pero en El corazón de las tinieblas se amplía a un apocalipsis de la existencia humana.

Historia de la influencia de la obra

El corazón de las tinieblas, junto con Lord Jim, se cuenta hoy día entre los textos más conocidos de Joseph Conrad. Sus novelas son consideradas obras maestras de la literatura inglesa, a pesar de que Conrad aprendió inglés ya de adulto. Al principio no pudo alcanzar el éxito deseado con el público; lo logró solo con sus últimas obras Azar, Victoria y La línea de sombra, publicadas entre 1913 y 1917, que le aseguraron un sustento suficiente además de fama, aun cuando, hoy día, estas novelas se consideran menos importantes. Muchos de sus colegas escritores lo apreciaron enormemente, incluso los de la siguiente generación. Entre ellos se encuentran Virginia Woolf, T. S. Elliot y George Orwell; en Francia, André Gide, Paul Valéry y Albert Camus y, en Alemania, Thomas Mann. Conrad inspiró a estos autores, por una parte, porque superó las formas narrativas tradicionales y se concentró rigurosamente en la descripción de los estados de conciencia, un estilo narrativo muy moderno. Por otra parte, porque las obras maestras de Conrad abordan cuestiones fundamentales de la existencia humana: cómo se comportan las personas en situaciones extremas, cómo se vuelven culpables o se acreditan moralmente. Las obras fundamentales de la literatura de alto nivel, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, siguieron este modelo. Descripciones igualmente desilusionadas sobre África (pero del periodo postcolonial) también se pueden encontrar en las obras del premio Nobel de lengua inglesa V. S. Naipaul (Un recodo en el río).

El corazón de las tinieblas obtuvo una potente actualización en otro medio a través de la película Apocalypse now (1979) de Francis Ford Coppola. La película, a la que el libro le sirvió de modelo, se desarrolla en Camboya, devastada por la Guerra de Vietnam, donde un soldado de élite renegado, de nacionalidad estadounidense, llamado Kurtz (interpretado por Marlon Brando), ha instaurado un régimen de terror en medio de la selva.

Sobre el autor

Joseph Conrad nació como Józef Teodor Konrad Korzeniowski el 3 de diciembre de 1857 en la ciudad polaca de Berdyczow. En esa época, Polonia no era un Estado independiente, sino que estaba dividida entre Rusia, Austria y Prusia. El padre de Joseph, que pertenecía a la nobleza, se involucró en la lucha contra el dominio ruso, por lo que la familia fue desterrada a Rusia. La madre murió por las consecuencias del exilio en su salud. Al morir también su padre en 1869, Joseph quedó bajo la custodia de su tío. Este se horrorizó cuando el chico le comunicó su deseo de navegar. Hizo todo lo que pudo para disuadirlo, pero finalmente tuvo que ceder. En 1874 Joseph entró al servicio de la marina mercante francesa. Pronto se involucró en el contrabando y perdió todo su dinero. Sumamente endeudado, intentó suicidarse. Después decidió unirse a la marina mercante inglesa y seguir la carrera de oficial. En 1886 recibió su grado de capitán y la ciudadanía británica. En 1889 comenzó su primera novela, La locura de Almayer, en inglés, su tercera lengua. Un viaje al Congo en 1889 le dejó una experiencia traumática debido al trato cruel que los blancos daban a los lugareños, lo que escandalizó a Conrad. Además su salud se vio tan gravemente afectada que tuvo que regresar a Inglaterra antes de lo planeado. Al no encontrar trabajo debido a la persistencia de sus problemas psíquicos y de salud, terminó su primera novela en 1894 y la publicó bajo el nombre de Joseph Conrad, el cual conservó a partir de entonces. La obra fue bien recibida por la crítica, así que Conrad decidió instalarse en Kent y vivir como escritor. Muchos de sus textos retoman sus experiencias como marinero. Una obra importante es la narración El corazón de las tinieblas (1899), en la que plasmó sus experiencias en el Congo. Conrad murió de insuficiencia cardiaca el 3 de agosto de 1924.


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