Si las palabras ofensivas de alguien te tocan una fibra sensible, instintivamente lucharás, huirás o te quedarás paralizado, y luego te arrepentirás de las tres cosas. Si el ataque te toma por sorpresa, es poco probable que estés preparado para responder de forma constructiva en el calor del momento. La psicóloga Alicia del Prado sugiere prepararse para este tipo de ataques aprendiendo a “forjar”, es decir, a abordar con valentía los comentarios insultantes. Cuando forjas, no te arrepentirás de lo que has dicho ni lamentarás lo que te hubiera gustado decir. En cambio, tu conciencia tranquila te permitirá dormir bien por la noche.
Si te insultan, renuncia a tu respuesta de lucha, huida o parálisis y opta por “forjar”.
Si eres objeto de comentarios insultantes, ya sea en línea o en persona, tu instinto probablemente será luchar, huir o paralizarte. Sin embargo, cada una de estas reacciones instintivas tiene sus inconvenientes: luchar puede exacerbar el conflicto y llevarte a decir algo de lo que luego te arrepentirás; huir deja el conflicto sin resolver y te hace sentir como un cobarde; y paralizarte te deja impotente para actuar. En su lugar, adopta un cuarto enfoque: forjar. Forjar requiere más que una pizca de agallas, pero las personas que optan por mantenerse firmes y abordar directamente los comentarios ofensivos dicen sentirse aliviadas y orgullosas de haber demostrado su fortaleza. Rara vez se arrepienten de haber hecho frente a la crueldad y la injusticia.
Elige bien tus batallas.
Antes de responder a un comentario insultante, evalúa la importancia que tiene para ti el tema, así como los riesgos que conlleva responder al comentario. Piensa si te arrepentirás de guardar silencio y si tienes la capacidad necesaria para afrontar un resultado negativo. Si no...
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