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Moby Dick

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Moby Dick

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What's inside?

Mezcla de novela de aventuras e historia fatalista: ¡acompañe al capitán Ahab en su persecución de la gran ballena blanca!


Clásico de la literatura

  • Novela
  • Romanticismo

De qué se trata

La lucha del hombre contra la bestia, contra el mal y contra el destino: eso es lo que el capitán Ahab busca al perseguir a Moby Dick, la ballena blanca que tiempo atrás no solo le arrancó la pierna izquierda sino también el alma. La historia se convirtió en un mito de la literatura estadounidense. El texto de Herman Melville está construido a partir de numerosos comentarios científicos sobre la caza de la ballena y observaciones filosóficas sobre la naturaleza y su fuerza destructiva. No obstante, las versiones fílmicas y las adaptaciones más cortas, pensadas para niños y adolescentes, son más conocidas. La modernidad de la novela radica en las múltiples lecturas que ofrecen los sucesos narrados, la estructura atípica y las diferentes perspectivas narrativas. Sin embargo, son justamente esos elementos los que provocaron su rechazo y la devastadora crítica de sus contemporáneos. Ciertamente, Moby Dick no es una lectura sencilla, pero, sin duda, es uno de los ejemplos más ricos del realismo simbólico. Además, es una apasionante novela de aventuras.

Ideas fundamentales

  • Moby Dick es una de las más famosas novelas de aventura. La apasionante caza de la ballena blanca simboliza la lucha contra el mal.
  • Antes de publicar su obra maestra, Herman Melville ya era famoso.
  • Con Moby Dick, Melville buscaba brindar una obra monumental, inspirada en Nathaniel Hawthorne, Shakespeare y la Biblia.
  • La novela describe el recorrido del barco ballenero Pequod y se completa con largos pasajes sobre las ballenas y la caza de las ballenas.
  • El capitán Ahab tiene un solo objetivo: matar a la ballena blanca que tiempo atrás le arrancó la pierna izquierda mientras luchaban.
  • Poseído por la sed de venganza, Ahab arriesga su barco y a su tripulación para perseguir a Moby Dick por todos los mares del mundo.
  • Y finalmente llega el momento cúlmine: durante tres días, Ahab ataca a la ballena, pero, al final, se convierte en la víctima de su propia venganza.
  • Moby Dick golpea el barco hasta hundirlo, y solo Ismael sobrevive.
  • Moby Dick no tuvo éxito en la vida de Melville.
  • La obra fue redescubierta y apreciada hasta los comienzos del siglo XX.
  • La cacería de Ahab se ha convertido en una especie de mito náutico.
  • Moby Dick se encuentra entre las obras más importantes del periodo 1815-1861 de la historia de la literatura estadounidense.

Resumen

El mar seductor

Cada vez que su alma se llena de un “noviembre lluvioso”, cuando se siente cansado y melancólico, Ismael tiene la necesidad de hacerse a la mar. Respirar el aire salado, ese es su mayor anhelo y lo que también hoy lo ha llevado hasta New Bedford (Massachusetts, en la costa este de EE.UU.). Desde aquí comenzará un viaje hacia la cercana isla de Nantucket, el viejo centro para la cacería de ballenas, donde espera conseguir trabajo en un barco ballenero. En la posada de un tal Peter Coffin (en inglés, coffin es ataúd), Ismael trata de conseguir una habitación para pasar la noche, pero el posadero solo le puede ofrecer un cuarto que ya está ocupado. Eso significa que tendrá que compartir la cama con un compañero de cuarto. Este resulta ser un arponero de aspecto amenazante –su nombre es Queequeg, es originario de Nueva Zelanda y tiene todo el cuerpo tatuado– pero, una vez que deja a un lado su tomahawk, se duermen pacíficamente, uno junto al otro.

Amigos íntimos

Después de sorprenderse un poco por las extrañas costumbres de aseo matutino de Queequeg, Ismael pasea por las calles de la pequeña ciudad portuaria. En la capilla, escucha al padre Mapple, un viejo arponero, narrar la historia bíblica de Jonás, que intenta escapar de Dios y es devorado por una ballena.

“Y Dios creó a las grandes ballenas””.

De regreso en la posada, Ismael siente que su compañero de cuarto está completamente cambiado. Su apariencia sigue siendo imponente, pero descubre que tiene un buen corazón. Los dos traban amistad, fuman juntos y hablan de la vida. Al final del día, Queequeg le explica que ahora están “casados” y que de aquí en adelante sortearán juntos todos los peligros. Los “recién casados” emprenden su viaje hacia Nantucket en una goleta.

El Pequod

Al llegar, los dos viajeros toman un cuarto en la posada Olla de Pescado, donde, antes de ir a dormir, disfrutan de una buena cena: mariscos y bacalao. Queequeg piensa que Ismael debe decidir en qué barco buscarán trabajo. En el puerto hay tres opciones: el Devil-Dam, el Tit-bit y el Pequod. Ismael visita los tres y se decide por el Pequod, un barco de la vieja escuela. Después de algunas discusiones con Peleg, el tosco propietario del barco, Ismael y Queequeg son contratados como parte de la tripulación del ballenero. Lo único extraño es que el capitán no se deja ver. Antes de embarcar, un extraño, de nombre Eliah, les augura que durante el viaje sucederá una gran desgracia.

¡A bordo!

¡Suelten amarras! El Pequod enfrenta las olas del océano Atlántico. Pero del capitán todavía no hay ni señales. Abordó un día antes de zarpar y desde entonces está encerrado en su camarote. Mientras tanto, Ismael y Queequeg tienen la oportunidad de conocer al resto de la tripulación. Está el contramaestre Starbuck, un tipo serio y delgado, pero de rebosante energía. Stubb, el segundo marinero, es bastante más bohemio. Por último, está el impetuoso Flask, el tercer marinero. Además de Queequeg, el Pequod tiene otros dos arponeros: el nativo norteamericano de la etnia Aquinnah Wampanoag, Tashtego, y el africano Dagoo. Después de algunos días en altamar, finalmente, el capitán Ahab se deja ver. A Ismael le resulta un personaje lúgubre y amenazante, debido a la pálida cicatriz que le atraviesa la mitad de la cara y a su pata de palo, hecha con hueso de cachalote. Ahab parece perseguir sin descanso un misterioso objetivo. Durante las noches apenas duerme y deambula de un lado a otro por la cubierta. Su intranquilidad es tal, que Stubb se atreve a quejarse por los ruidos que causa la prótesis. Ahab lo castiga de inmediato.

La ballena blanca

Después de varios días en altamar, Ahab aparece en la cubierta de popa y reúne a toda la tripulación. Con un gesto teatral, clava un doblón de oro español en el mástil. Aquel que durante su vigía logre divisar una ballena blanca con la boca torcida y la aleta caudal rota, y se lo comunique, se hará acreedor de la moneda. El fanatismo extático del capitán contagia a toda la tripulación. La ballena blanca es la famosa Moby Dick. Queequeg la conoce, los otros arponeros también la han visto alguna vez y pueden describirla con exactitud.

“Llámenme Ismael. Hace algunos años –no importa cuántos exactamente, pues no viene al caso–, ya casi no me quedaba dinero en el bolsillo ni había nada que me atara a la tierra firme. Entonces se me ocurrió salir un poco a la mar y echar una mirada a la parte mojada de la Tierra””.

Ahab se abre ante sus hombres y les confiesa que la caza de esta ballena es el único objetivo y la verdadera misión de su viaje. Solo Starbuck se siente escéptico: sabe que Moby Dick le ha costado la pierna izquierda al capitán Ahab y le parece una locura que un animal irracional, que se mueve por sus instintos, sea el objeto de una venganza personal. Ahab le explica que Moby Dick es solo una máscara que debe destruir para salir de su vida de lisiado. Solo cuando haya vencido al cachalote, podrá ver lo que hay detrás de la máscara. A Starbuck le preocupa que el capitán conduzca al barco hacia una catástrofe.

Fiebre de caza

Ismael piensa en la ballena blanca. Lo que más le asusta es su color. O más bien: la ausencia de color. Piensa que lo blanco de la ballena debe significar algo trágico. En su camarote, Ahab estudia los mapas. Debe lograr estar en el lugar correcto en el momento correcto: entonces podrá reconocer a Moby Dick entre todas las demás ballenas. Sin embargo, para no arriesgarse a que la tripulación se amotine y ganar la voluntad del desconfiado Starbuck, Ahab hace que también estén atentos a divisar otras ballenas. En una tarde húmeda, el vigía informa que ha divisado un grupo de cachalotes. A toda velocidad, ponen los botes en el agua. Y ahora descubren que Ahab ha traído a bordo un grupo de balleneros muy especiales, que hasta ahora nadie había visto. El líder de estos “fantasmas” es un persa de apariencia muy extraña, llamado Fedallah.

Un tipo endemoniado

La tripulación del Pequod se sorprende al ver que el mismo Ahab se ha subido a un bote. Stubb expresa su admiración ante este tipo endemoniado, que no deja que su prótesis le impida salir de cacería. No son pocos los comentarios hechos por lo bajo sobre la misteriosa tripulación fantasma de Ahab. El Pequod rodea el cabo de Buena Esperanza y se topa con otro barco, el Albatros. En contra de las buenas costumbres, Ahab no sube abordo, sino que llama al capitán desde su bote y le pregunta si ha visto a la ballena blanca. La respuesta es ininteligible. Poco después, el barco de Ahab se encuentra con el Town-Ho, con el que se produce un intercambio de novedades, de un barco a otro.

Carnicería

Durante su recorrido, el Pequod llega a una gigantesca área, en donde las ballenas boreales se dan la buena vida. Entre ellas, el vigía divisa a la ballena blanca, o, al menos, eso cree. A gran velocidad, dejan caer los botes al agua, pero los hombres solo encuentran un pulpo gigantesco. Starbuck presiente que ese es un mal augurio, a diferencia de Queequeg, que dice que donde hay un pulpo también hay cachalotes. Y tiene razón. Ese mismo día, encuentran un enorme gigante negro que atraviesa el mar. Starbuck y Taschtego se acercan al animal con su barco ballenero y logran atrapar a la ballena tras varios arponazos. Pero, cuando por fin logran amarrarla a estribor, varios tiburones hambrientos buscan hacerse con el botín. Los hombres logran destruirles la cabeza con una especie de pico utilizado normalmente para carnear a las ballenas. Queequeg, quien durante la acción casi pierde una mano, observa asqueado cómo los voraces tiburones tratan de atrapar sus propios intestinos. A la mañana siguiente, todos tienen la misma tarea: carnear a la ballena. Cuelgan al animal, le quitan su capa de grasa y separan el cuerpo de la cabeza. Los restos que arrojan al mar son devorados de inmediato por los tiburones y las aves marinas.

¿El diablo abordo?

El barco de Ahab se topa con el Jerobeam, pero, debido a una peste a bordo del otro barco, los capitanes no se encuentran. Sin embargo, Ahab recibe la advertencia del otro capitán: no debe perseguir a Moby Dick. A pesar de que el Pequod está preparado para atrapar cachalotes, la idea es perseguir a una ballena boreal. ¿Por qué? Esta es la pregunta que se hacen Stubb y Flask. Aparentemente es de buen augurio que un ballenero navegue con los restos de un cachalote y de una ballena boreal a los costados el barco: así no podrá naufragar. Pero ninguno de los dos cree en esas supersticiones. Sospechan que Fedallah, el líder de los fantasmas de Ahab, ha sembrado esas ideas en la cabeza del capitán. Los dos creen que Fedallah es el mismísimo diablo, a quien Ahab ha vendido su alma.

Hombre al agua

El Pequod lucha con el ballenero alemán Jungfrau por capturar un cachalote. Si bien la tripulación de Ahab sale triunfante, la ballena no solo destruye el bote si no que, poco después de su muerte, comienza a hundirse. El Pequod no puede sostenerla. Algunos días más tarde, se produce otro suceso lamentable: Pip, un joven afroamericano, debe reemplazar a uno de sus colegas heridos. Pero el pobre muchacho, que nunca antes se había subido a un barco ballenero, salta por la borda ante el primer ataque de la ballena, se enreda en la red y sus compañeros deben liberarlo. La ballena escapa. Stubb lo amenaza con dejarlo en el mar si algo así vuelve a repetirse. No obstante, el Pequod termina por rescatar al muchacho.

Moby Dick

En alta mar, se produce otro encuentro: esta vez es con un barco británico. Dado que también el capitán de este barco advierte a Ahab sobre la ballena blanca, Ahab se enoja tanto que termina por hacer añicos su pierna artificial. Durante la noche siguiente, el herrero y el carpintero naval le fabrican una nueva prótesis con huesos de ballena. En una pelea con Starbuck, durante la que Ahab reconoce sin miramientos que le da igual lo que suceda con la carga del barco, el capitán amenaza a su primer marinero con un mosquete. En su interior, Ahab sabe que Starbuck tiene razón al decirle: “¡Cuídate de ti mismo, Ahab!” Pero no entra en razón por mucho tiempo. Cuando el Pequod se adentra en el océano Pacífico, Ahab ordena fabricar un arpón especial para Moby Dick, al que bautiza con la sangre de tres arponeros herejes “en nombre del Diablo”. Ahab se niega a volver por la ruta sencilla a Nantucket y lleva al Pequod por aguas arremolinadas, tanto, que hasta atraviesan un tifón. ¡Quiere a Moby Dick! ¡Ahora o nunca! El capitán del Delight vio a la ballena y perdió a varios de sus hombres en su intento por atraparla. Ahab retoma la persecución. Y, esta vez, la tripulación logra dar con Moby Dick. De inmediato, los botes vuelven a estar en el agua, pero la ballena destruye el bote del Ahab y el capitán a duras penas puede consigue salvarse en el barco de Stubb.

Solo un sobreviviente

A la mañana siguiente, se produce la segunda confrontación: Moby Dick nada directamente hacia el bote ballenero y la pierna artificial de Ahab vuelve a hacerse añicos. Starbuck le implora a Ahab cambiar el rumbo y dejar que la ballena se escape. Tantos malos augurios no pueden traer nada bueno. Pero Ahab no puede evitarlo. Escena final el tercer día: Ahab logra clavar su arpón en el lomo de Moby Dick. El cachalote, doblado por el dolor, destruye la proa del Pequod, que empieza a hundirse de inmediato. Con sus últimas fuerzas, Ahab clava su arpón en la carne de Moby Dick, pero la cuerda se enreda en su propia pierna y el capitán es arrastrado junto con su lanza mortal. Solo una persona logra sobrevivir el hundimiento del barco: Ismael, que se aferra al ataúd que Queequeg había fabricado para sí mismo. Un ballenero que pasa lo rescata.

Acerca del texto

Estructura y estilo

Moby Dick se compone de 135 capítulos, pero antes de que el yo narrativo y único sobreviviente del Pequod, Ismael, se dirija a sus lectores por primera vez, Melville introduce 80 citas sobre ballenas. Con eso prepara el terreno para su novela que, por momentos, resulta muy moderna, lo que en este caso significa fragmentada.

Enfoques interpretativos

  • Al centro de Moby Dick está la lucha del hombre contra la fuerza destructiva de la naturaleza, contra la bestia y contra el mal mismo.
  • Melville antepone a la novela explicaciones terminológicas y citas (provenientes tanto de la Biblia, como de historiadores romanos, de Shakespeare, Milton y hasta artículos periodísticos contemporáneos y canciones de balleneros). Todas las citas tienen un elemento en común: la ballena. Así, el autor subraya que no solo se trata de una historia de aventuras sino de una verdadera historia épica de enormes dimensiones.
  • Todo el libro está atravesado por referencias bíblicas y mitológicas. El nombre del narrador, Ismael, es una alusión bíblica a quien fue excluido del vínculo divino. En Moby Dick, el sobreviviente también tiene un lugar preferencial.
  • El capitán Ahab debe su nombre al rey bíblico que da la espalda al dios de Israel y que, en su lugar, decide adorar al ídolo Baal. Los delirios de grandeza en los que ha caído Ahab lo convierten en un personaje demoníaco, al que Melville le ha dado rasgos del Rey Lear de Shakespeare, de Fausto y de Prometeo.
  • Los nombres de los barcos también tienen un significado simbólico. El Pequod, por ejemplo, es el nombre de una tribu aborigen aniquilada por los blancos.

Antecedentes históricos

Realismo simbólico y el Primer periodo nacional

El término “realismo” describe el periodo de la historia de la literatura comprendido aproximadamente entre 1830 y 1880, cuya característica principal es la descripción de las condiciones reales de vida de los hombres, muchas veces acompañada de una crítica por la pauperización social. Los realistas estadounidenses, entre los que se encuentran tanto Herman Melville como su ídolo, Nathaniel Hawthorne, desarrollaron su propio estilo, hoy conocido como realismo simbólico. Moby Dick lo muestra con claridad: a pesar de las descripciones extremadamente realistas, la novela está llena de símbolos.

A mediados del siglo XIX, Estados Unidos experimentaba una época de grandes cambios: la industrialización, la locomotora, la inmigración desde todas partes del mundo, los movimientos religiosos separatistas y las interminables caravanas de colonos que corrían la frontera cada vez más hacia el oeste. Esta atmósfera dio lugar a un boom de novelas de aventuras. Moby Dick de Melville, supera por mucho a estos relatos llenos de acción no solo porque la novela lleva hasta el absurdo el individualismo idolatrado por los estadounidenses a través del egocentrismo del capitán Ahab, sino porque es una forma muy particular de abordar la realidad nacional. El llamado First National Period (Primer periodo nacional) de la literatura estadounidense (1812-1861) se conforma por un gran número de obras literarias mucho más importantes que las que conforman el periodo anterior. El deseo de crear una identidad cultural se expresa en Moby Dick sobre todo a través del melting pot, es decir, la mezcla de diversas procedencias culturales de la tripulación.

Origen

“En la medida que depende de mí y que yo dependo de los recursos que produzco, mi mayor esfuerzo está puesto en escribir ese tipo de libros que suelen considerarse ‘malogrados’”. Con esta filosofía, Herman Melville apostó a escribir su novela Moby Dick en 1850. Su plan era una escribir obra gigantesca, de gran profundidad y cargada de símbolos: la Biblia, la Odisea y la Divina Comedia, todo en un mismo libro. En un principio, Moby Dick iba a ser una novela de viaje por el mar, como cualquier otra: la terminó de escribir en seis meses, igual que sus novelas anteriores. El nombre de la ballena blanca tiene su origen en un artículo de la revista neoyorquina Knickerbocker de mayo de 1839: en él se informaba sobre una ballena, de nombre Mocha Dick, que habitaba en las aguas que rodeaban a la isla Mocha y que había atacado a varios barcos.

La amistad con su colega Nathaniel Hawthorne (autor de La letra escarlata), cuyas obras ejercieron una enorme influencia en Melville, contribuyó a que Melville quisiera apuntar más alto. En constante intercambio epistolar con su ídolo empezó a escribir nuevamente su historia de la ballena, pero estaba vez incorporó la profundidad filosófica y simbólica que hoy caracteriza a la novela, y que tantas críticas despertó entre sus contemporáneos.

Melville entregó el manuscrito a su editor exactamente con un año de retraso. El libro se publicó en octubre de 1851, bajo el título The Whale (La ballena), pero el editor olvidó imprimir el epílogo que describe cómo sobrevive el yo narrativo, por lo que el público se preguntaba (con razón), quien contaba la historia si hasta la última rata se había ahogado al hundirse el Pequod. Este error fue corregido un mes más tarde en la edición estadounidense.

Influencia

El público, que esperaba una historia de aventuras al estilo de las primeras obras de Melville, reaccionó con irritación al leer Moby Dick. Las ventas no eran suficientes como para garantizar la existencia de Melville y a eso se sumaban las reseñas negativas de los críticos. La revista londinense Athenaeum acusó a la novela de ser “una mala mezcla de novela y realidad”. Melville se volvió cada vez más dependiente de sus parientes más ricos. A Hawthorne una vez le confió: “El dinero es mi maldición. Cuando escribo lo que realmente me conmueve, me desprecian porque no produce ganancias”. A pesar de este desastre en tiempos del autor, Moby Dick es considerada una de las obras más importantes de la literatura estadounidense. Tras finalizar la Primera Guerra Mundial, Melville comenzó a ser redescubierto. Muchas adaptaciones infantiles y versiones fílmicas (como la de John Houston con Gregory Peck, de 1956) contribuyeron a que la ballena blanca se convirtiera en un símbolo conocido. El ganador del Premio Nobel de Literatura, William Faulkner, dijo sobre la novela: “Cuando terminé de leer Moby Dick pensé: ‘¡Ojalá yo hubiera escrito este libro!’”. El escritor inglés D. H. Lawrence, por su parte, escribió: “Este es un gran libro, un libro verdaderamente grande, el libro más grande que jamás se haya escrito sobre el mar. Nos deja sin palabras por tanto respeto”.

Sobre el autor

Herman Melville nació el 1 de agosto de 1819, en Nueva York. Su padre trabajaba en el negocio de la importación de textiles, pero en 1830 quebró y murió. Melville se mudó con su familia a Albany, donde se ganaba la vida como vendedor de pieles, empleado bancario y maestro. En 1841, consiguió trabajo en el barco ballenero Acushnet, a bordo del cual recorrió el océano Pacífico. Abandonó la embarcación 18 meses más tarde y, por un tiempo, se quedó en las islas Marquesas de la Polinesia. Después de varias paradas, Melville se enlistó como marinero en una fragata de la marina estadounidense. Tras ser despedido un año más tarde, empezó a transformar en novelas sus aventuras en el mar. Entre 1846 y 1849, Melville publicó tres relatos que despertaron mucho interés entre un gran número de lectores: Typee (1846), Omoo (1847) y Mardi (1849). La fama cambió la vida de Melville de la noche a la mañana, siendo conocido como “el hombre que vivió entre caníbales”. Por eso, decidió convertirse en escritor y, durante los años que siguieron, publicó varias novelas y relatos de viajes, todos en torno a la vida en el mar. Con su esposa, Elisabeth Shaw, se mudó a una granja en Pittsfield, Massachusetts. Aquí conoció al escritor Nathaniel Hawthorne, quien ejerció una gran influencia sobre su obra. Fue él quien propuso varias de las mejoras introducidas en Moby Dick (1851). A pesar de que la novela fue un fracaso para el público y para la crítica, Melville no abandonó la escritura. Lamentablemente, sus siguientes obras también fueron abucheadas por el público. Por eso, en 1861, Melville se vio obligado a vender su granja y a trabajar como inspector aduanero en Nueva York, donde murió el 28 de septiembre de 1891. Su muerte fue mencionada en el New York Times con una breve nota.


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