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La vida es sueño

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La vida es sueño

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10 ideas fundamentales
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¿De qué se trata?

¿Es libre el hombre o está sujeto a su destino? Este drama ofrece una respuesta original.


Clásico de la literatura

  • Drama
  • Edad moderna temprana

De qué se trata

Todo es solo un sueño

¿Es posible que nuestra vida sea solo un sueño y la vida verdadera empiece solo después de la muerte? Esta pregunta filosófica y trascendente de la teología cristiana es la que Calderón trata de aclarar en su drama La vida es sueño. A pesar de la seriedad de los temas –la predestinación fatídica contra el libre albedrío, el honor y la venganza, así como el conflicto entre padre e hijo–, la obra resulta ligera con una mezcla bien lograda de comedia y tragedia. Al final, se llega a la comprensión de que el ser humano puede imponerse sobre su destino y seguir siendo humilde. El príncipe Segismundo no tiene que ser el tirano sangriento que le profetizaron a su padre. El destino cruel e imperturbable, que en los antiguos dramas pertenecía a un inventario fijo, puede ser invalidado, según Calderón, solo cuando el ser humano, por su libre albedrío, se pone de parte del bien.

Ideas fundamentales

  • El drama en verso de Calderón, La vida es sueño, se encuentra entre las obras de teatro más importantes del Siglo de Oro español (ca. 1550-1680).
  • Contenido: El rey Basilio de Polonia se entera por un horóscopo de que su hijo se convertirá en un tirano. Por esa razón, lo encierra en una torre. El príncipe Segismundo solo será rey por un día y, efectivamente, resulta ser un malvado y un asesino. Lo regresan a prisión y le dicen que su día como rey fue únicamente un sueño. Solo cuando entiende la vida como un sueño, mejora y se convierte en rey.
  •  La obra ofrece una mezcla de filosofía seria y divertida comicidad.
  • Algunos personajes se presentan con distintos disfraces y refuerzan así la incertidumbre acerca de lo que es real y lo que es sueño. 
  • Dos temas centrales de la obra son la libertad y la fuerza del destino.
  • La idea fundamental del argumento se basa en una adaptación cristiana de la leyenda de Buda y en el motivo literario del durmiente en vela.
  • La moraleja corresponde a la doctrina cristiana de la salvación: la vida terrenal, comparada con la vida después de la muerte, es solo un breve sueño.
  • Calderón escribió en total más de 200 obras.
  • La vida es sueño tuvo una rápida acogida en Europa, fuera de España, y sirvió de modelo para muchas adaptaciones.
  • “¿Qué es la vida? Un frenesí. / ¿Qué es la vida? Una ilusión, / una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño; / que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son”.

Resumen

El prisionero en el calabozo de la torre

En un inhóspito desfiladero montañoso de Polonia, se encuentra una torre que sirve como prisión para Segismundo, el hijo del rey de Polonia. Dos figuras se acercan: la moscovita Rosaura, vestida de hombre, y su criado, Clarín. El caballo de Rosaura se ha escapado, así que ahora tiene que andar a pie, al igual que su criado, por la intransitable campiña. A través de la puerta semiabierta de la torre, ambos ven un pálido reflejo de luz. Escuchan cómo, desde la torre, Segismundo, atado con cadenas y vestido con pieles de animales, maldice su destino. Segismundo no comprende por qué debe vegetar ahí encadenado, ya que no es consciente de ningún delito. Cuando Rosaura y Clarín se dejan ver, quiere matar de inmediato a los supuestos espías. Pero entonces, siente compasión por Rosaura y acepta su petición de gracia, sin dejar de comentar que él no es en realidad un hombre.

Una espada misteriosa

Alertado por la conversación de los tres, Clotaldo, el guardián de la torre, acude corriendo con sus soldados y detiene a los dos forasteros. Rosaura no quiere aclarar a qué ha ido a esa región. Clotaldo les recrimina que han infringido la ley del rey. Todo contacto con el prisionero se castiga con la muerte. Les vendan los ojos y los desarman. Rosaura le pide encarecidamente a Clotaldo que cuide su espada, la cual encierra un misterio.

“¡Ay, mísero de mí, y ay, infelice! / Apurar, cielos, pretendo / ya que me tratáis así / qué delito cometí / contra vosotros naciendo””.

Clotaldo reconoce la espada de inmediato: se la había dado antaño a su amante Violante como prenda de su amor, junto con la promesa de reconocer como su hijo al portador de la espada. Por esa razón, Clotaldo cree reconocer a su hijo en la Rosaura disfrazada y se encuentra frente a un desagradable dilema: ¿debe poner en manos del rey a su propia sangre y carne? Decide llevar a ambos frente al rey Basilio y tratar de obtener piedad para su supuesto hijo. Si el rey se apiada, quiere identificarse. En caso contrario, el supuesto hijo no debe enterarse de que fue su padre quien lo sacrificó.

Se descubre la existencia de Segismundo

En la corte del rey polaco, se encuentran sus sobrinos Astolfo y Estrella. Astolfo, el duque de Moscovia, dejó su ciudad de origen para enterarse en la corte de los planes de sucesión de su tío. Le propone a Estrella que sea su esposa, así ambos podrían recibir una parte del trono. Ni él ni ella conocen la existencia de Segismundo y cuentan firmemente con que uno de los dos heredará el trono del rey. Estrella no se opone a la propuesta de Astolfo, pero le molesta el retrato de una mujer que él lleva en un medallón que cuelga de su cuello. ¿Ya ha entregado Astolfo su corazón? La aclaración a esta pregunta es interrumpida por la entrada del rey. Basilio se alegra de que su sobrina y sobrino hayan obedecido su llamado. Les revela ahora a ellos y a la corte real que no es cierto que no haya tenido hijos.

“Esta espada es la que yo / dejé a la hermosa Violante / por señas que el que ceñida / la trujera había de hallarme / amoroso como hijo / y piadoso como padre””.

Sin embargo, sus investigaciones astrológicas y su horóscopo le habían profetizado que su hijo sería un bellaco, delincuente y tirano. Esto pareció confirmarse cuando su esposa, al nacer él, falleció entre grandes dolores. Por esa razón, Basilio tomó la decisión de mandar encerrar a su hijo en una torre y encargó a Clotaldo que fuera su guardián y maestro. Pero ahora que dejará su dignidad real, lamenta el hecho. ¿Puede él negarle su destino a su propio hijo? ¿Qué tal si las estrellas se equivocaron?

El experimento

Para darle a su hijo una oportunidad, Basilio quiere llevar a cabo un experimento: sentará en el trono a Segismundo por un día, para ver cómo se comporta. Hay que adormecerlo, traerlo a la corte y contarle la verdadera historia de su origen. Si demuestra que es un buen rey, el trono le pertenecerá. Pero si resulta ser un tirano, como profetizaron las estrellas, tendrán que volver a adormecerlo, regresarlo a la prisión y decirle que todo fue solo un sueño. En ese caso, dice Basilio, el trono sería para Astolfo y Estrella. El pueblo está entusiasmado y curioso acerca del resultado del experimento.

“…en vez de haceros yo guerra / a que me la hagáis a mí””.

Clotaldo lleva a Rosaura y a Clarín ante el rey, que de inmediato les otorga su libertad. Puesto que él mismo ha revelado la prisión de Segismundo, ya no se aplica la pena de muerte. Clotaldo se alegra y les devuelve a ambos sus armas. Se va a revelar como padre, pero todavía no. En lugar de eso, intenta que Rosaura le diga por qué vino a Polonia. Ella declara que tiene que vengarse de Astolfo, porque él le robó su honor. Clotaldo considera que eso es imposible, porque el duque de Moscovia no podría robarle el honor a ningún hombre ruso, sin importar lo que hubiera hecho. En ese momento, Rosaura revela que es mujer. A Clotaldo le queda claro a lo que ella se refiere con “honor robado”. Se queda consternado cuando Rosaura y su criado se alejan.

Rey por un día

Más tarde, Clotaldo le informa al rey que el experimento puede empezar. Han adormecido a Segismundo y lo han llevado al dormitorio del rey, donde los criados están esperando para servirlo como monarca. Basilio se marcha y aparece Clarín, que se queja de que nadie se preocupa por él. Después de un cambio de ropa, Rosaura puede hacerse pasar por sobrina de Clotaldo y se alegra de la amabilidad de los criados. Clotaldo se muestra comprensivo y toma a Clarín a su servicio.

“Yo he de ponerle mañana, / sin que él sepa que es mi hijo / y rey vuestro, a Segismundo / que aqueste su nombre ha sido / en mi dosel, en mi silla”.

En ese momento, Segismundo entra a escena y se sorprende de su fastuosa vestimenta. Clotaldo le informa su situación y trata de animarlo a enfrentar el destino que le profetizaron. Pero Segismundo reconoce en Clotaldo a su guardián de muchos años y quiere matarlo ahí mismo. Aun cuando logran impedírselo, él se comporta colérico y descortés frente a los criados. Agarra a uno de los cortesanos y lo arroja al mar por el balcón. Cuando Astolfo lo saluda de manera cortés, Segismundo responde con burla mordaz. Basilio se entera del comportamiento de Segismundo y se siente desesperado de que el destino muestre tener un poder tan grande sobre él. Quería abrazar a su hijo y ahora se estremecía por sus manos asesinas. Segismundo rechaza la opinión de su padre. Tiene derecho al trono, así que el viejo rey no tiene nada que decirle. Entonces, Basilio le advierte a Segismundo que quizá solo esté soñando.

Nuevo ataque al honor de Rosaura

Rosaura aparece esta vez vestida de mujer. Se hace pasar por una dama del séquito de Estrella. Segismundo está conmovido por su belleza e intenta conquistar su corazón con palabras lisonjeras. Como no lo logra, manda que todos los criados salgan de la habitación, con el propósito de satisfacer sus ansias por la fuerza. Solo Clotaldo se opone. Segismundo saca su puñal, se produce una riña. Rosaura huye y pide ayuda, a lo cual se presenta Astolfo y amenaza a Segismundo. Solo cuando aparece el rey, se deponen las armas. Una vez más, Segismundo se burla de su padre y se marcha. Basilio da la orden de adormecer a Segismundo, regresarlo a la torre y hacerle creer que todo fue solo un sueño.

Juego en torno a un retrato

Cuando aparece Estrella, Astolfo aprovecha la oportunidad para reiterarle su amor. Estrella habla del retrato que traía antes colgado del cuello. Cuando Astolfo desaparece para ir por el retrato, aparece Rosaura. Estrella le pide que espere a Astolfo y reciba el medallón por ella. A continuación, sale de la escena.

“…pues, aunque agora se vea / obedecido, y después / a sus prisiones vuelva, / podrá entender que soñó, / y hará bien cuando lo entienda; / porque en el mundo, Clotaldo, / todos los que viven sueñan””.

Cuando Astolfo regresa, se sorprende de encontrarse con Rosaura. Esta afirma que no se llama Rosaura, sino Astrea, pero el duque descubre el juego y reconoce a su antigua amante, a la que ciertamente había abandonado, pero a la que por lo visto todavía ama. No le quiere entregar el medallón, que no representa a nadie más que a Rosaura, así que ella intenta arrebatárselo a la fuerza.

“Pues en dando tan severo / en hablar con entereza, / quizá no hallaréis cabeza / en que se os tenga el sombrero””.

En ese momento, aparece Estrella y exige una explicación. Rosaura inventa una artimaña y aclara que había perdido un retrato de ella misma que Astolfo había recogido y no se lo había devuelto. Estrella se lo reclama, ignorante de que se trata del retrato de la amante original de él. Cuando reconoce con una mirada que en el retrato está representada Rosaura, cree la historia de esta y se lo devuelve. Después de que Rosaura se marcha, Estrella le exige el otro retrato a Astolfo. Pero puesto que ya no hay tal y tampoco puede admitir que era el retrato de Rosaura el que pendía de su cuello, Astolfo no dice nada. Estrella se va furiosa. No quiere volver a ver a Astolfo.

La vida es un sueño

En la torre, Segismundo despierta de su adormecimiento. Clotaldo, Clarín y el rey lo llevaron de vuelta a la torre. También encerraron a Clarín, porque se había dedicado a hablar demasiado y podía divulgar algo de los acontecimientos. Segismundo se queda atónito cuando Clotaldo le comunica que solo había soñado su reinado. Piensa que quizá su vida en la torre es un sueño y la vida en la corte es la realidad. Clotaldo lo deja diciéndole que nunca podría estar totalmente seguro de cuándo está despierto y cuándo está soñando, así que también en el sueño debe comportarse como un buen hombre. Segismundo reconoce que Clotaldo tiene razón y decide reprimir su carácter colérico. Al fin y al cabo, nunca se puede saber si toda la vida no es más que un sueño.

Lucha por el trono real

En la celda, Clarín lamenta su destino. De pronto escucha tambores, cuernos, voces. Una turba furiosa lo libera de la torre y quiere hacerlo rey. La muchedumbre lo confunde con Segismundo; le dicen que quieren tener como rey al verdadero sucesor del trono y no a un extranjero. Cuando Segismundo aparece, se dan cuenta de su error y le piden que tome el rango de rey con la fuerza de las armas. Segismundo cree que está soñando de nuevo y se controla por esa razón.

“¿Tan presto? ¿Una vida cuesta / tu venida el primer día”?

Incluso cuando Clotaldo se tira a sus pies y espera su sentencia de muerte, Segismundo contiene su ira y lo indulta. Si está soñando, quiere hacer el bien y, si está despierto, lo correcto. Junto con la combativa plebe, marcha rumbo al palacio real. En el palacio, Clarín le informa los acontecimientos al rey, a Astolfo y a Estrella. El pueblo está dividido: unos defienden a Basilio y otros van a luchar por Segismundo. Finalmente, el propio rey interviene en la batalla para salvar su corona.

“¿Qué es la vida? Un frenesí. / ¿Qué es la vida? Una ilusión, / una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño; / que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son””.

Mientras tanto, Rosaura le suplica a Clotaldo que defienda su honor y mate a Astolfo. Pero Clotaldo no puede hacer eso, ya que él está de parte del duque de Moscovia en contra de Segismundo. Le promete a Rosaura su patrimonio, siempre y cuando se retire a un convento. Ella se niega y se dispone a matar a Astolfo con sus propias manos. Clotaldo la sigue.

La profecía se cumple

Segismundo dirige a sus tropas heroicamente en la batalla. De repente, Rosaura va hacia él, armada como hombre. Ella le recuerda que ya se encontraron dos veces antes –en la torre y en la corte– y le solicita su ayuda en contra de Astolfo. Le informa que a su madre le había tocado el mismo destino que a ella, con la diferencia de que ella sí sabía quién le había robado su honor y la había traicionado vergonzosamente. Segismundo está desconcertado: si ha visto varias veces a Rosaura, ¿fue siempre en un sueño o también estando despierto? Puede refrenar su breve deseo inflamado por poseerla. Sabe que cada mala acción, ya sea estando despierto o soñando, tiene consecuencias en el más allá. Arremete contra Astolfo en el campo según lo deseado.

“Mas, sea verdad o sueño, / obrar bien es lo que importa. / Si fuere verdad, por serlo; / si no, por ganar amigos / para cuando despertemos””.

Clarín cae víctima de una bala en una acción de guerra. Basilio comprende que no puede ganar contra Segismundo y se lanza frente a él, en el polvo. Así se cumple la profecía, pero no tiene las temidas consecuencias. Para sorpresa de Basilio, el presunto tirano le tiende la mano. Como nuevo rey celebrado por todos, Segismundo todavía resuelve aún más problemas: casa a Rosaura, cuyo origen finalmente se aclara, con Astolfo, de modo que así ella recupera su honor. Él mismo pide la mano de Estrella, quien lo acepta. Segismundo aclara el asombro general por la transformación de su carácter: su maestro fue un sueño. Y puesto que la vida humana es un sueño, de ahora en adelante quiere aprovechar el breve plazo terrenal para ser un soberano justo.

Acerca del texto

Estructura y estilo

La vida es sueño es un drama en tres actos. En él se mezclan elementos trágicos y cómicos. Sin embargo, tiene un final feliz y ofrece la solución de todos los problemas. La acción tiene varios cambios de rumbo y se condensa en una graciosa confusión. De la diversión se ocupa principalmente el bufón, que en la comedia española llaman “gracioso”. Este papel lo interpreta aquí Clarín, el criado parlanchín.

Hay dos hilos argumentales que se entrelazan: la acción con Segismundo y Basilio y la acción secundaria en torno al honor perdido de Rosaura y su cuenta pendiente con Astolfo. Calderón entrelaza ambos hilos, tan juntos, que solo puede llevar a su resolución simultánea al final de un final feliz. En el original, el estilo se destaca por los versos juguetones, en ocasiones casi pomposos, de los dramas barrocos españoles típicos del gongorismo (llamado así por su inventor, Luis de Góngora). Además, en el texto hay frecuentes referencias a la mitología.

Enfoques interpretativos

  • El drama dirige su atención a un problema filosófico fundamental del Barroco: ¿la vida humana es real o solo es un sueño, quizás un sueño de Dios? Sea como sea, la vida humana se caracteriza por la incertidumbre, lo cual se muestra en la obra de Calderón no solo mediante las transformaciones que sufre Rosaura (se presenta como hombre, doncella y guerrera), sino sobre todo por el punto culminante de la acción principal: un día, Segismundo ya no puede distinguir entre el sueño y la vigilia.
  • Otra pregunta filosófica se refiere a la predestinación del ser humano: ¿posee un libre albedrío o su vida está predeterminada por el destino o por Dios? Al principio, todo en el drama parece hablar de la predestinación, pero después, Segismundo toma su destino en sus manos y así fortalece la tesis del libre albedrío.
  • En la España católica de la Contrarreforma, se creía que la persona nacía para hacer el bien. En este sentido, el drama de Calderón también es un ataque al protestantismo: el autor católico no quiere aceptar que exista una condena del ser humano desde su nacimiento ni que haya una única salvación por la indulgencia de Dios.
  • El drama es una obra típica del Barroco: el enaltecimiento de las acciones y facultades humanas como prevalecían todavía en el Renacimiento desaparece ante el conocimiento de que la vida es solo un breve episodio y que el ser humano, después de un interludio de sueño en la tierra, llega a la eternidad.
  • El desarrollo de Segismundo proporciona información sobre la opinión de Calderón respecto a la existencia humana: todo goce sobre la tierra es breve, pero la eternidad es infinita. La moraleja de la obra corresponde a la doctrina cristiana de la salvación: la vida humana solo sirve de preparación para el más allá.
  • La pareja de conceptos de deber y honor dominan la acción secundaria en torno a Rosaura, pero también influye en el desarrollo del personaje principal. Solo con la resolución de Rosaura de recuperar su honor como mujer frente a Astolfo, Segismundo se percata de que tiene el deber de ayudarla y también de no tratarla de manera deshonrosa, como había planeado al principio.

Antecedentes históricos

El Siglo de Oro español

Los 130 años transcurridos entre 1550 y 1680 se denominan como el Siglo de Oro español. Algunas de las obras más famosas del arte y la literatura españoles surgieron en esa época. Miguel de Cervantes, Lope de Vega y Tirso de Molina escribieron sus libros en ese tiempo. Los pintores El Greco y Diego Velázquez ganaron, con sus obras, un lugar firme en la historia del arte.

Irónicamente, el ascenso del arte estuvo asociado a una decadencia del poder político y militar de España. Después del contrataque que le había asestado Inglaterra a la armada española en 1588, el país se encontraba al filo de la bancarrota. España tenía que defender sus posesiones en Italia, los Países Bajos y América, y luchar contra el Imperio otomano en la costa norte de África. El rey Felipe IV, que había ascendido al trono en 1621, era un patrocinador del arte; la cultura del Siglo de Oro alcanzó su zenit durante su reinado. Sin embargo, al mismo tiempo, España se implicó en una guerra con los Países Bajos, intervino del lado de Austria en la Guerra de los Treinta Años y, con ello, provocó el rencor de Francia, su vecino del norte.

Para poder sufragar los altos costos de la guerra, el rey cargó a sus súbditos cada vez más con nuevos impuestos. Entre 1634 y 1640, surgieron enfrentamientos en Cataluña y Portugal que tuvieron como consecuencia que Portugal se separara de España. La Paz de Westfalia en 1648 marcó el final de la Guerra de los Treinta Años y la debilitada España tuvo entonces que aceptar nuevamente la independencia de los Países Bajos. Once años más tarde, la Paz de los Pirineos dio por terminada la guerra entre España y Francia y le costó a la corona española parte de Artois, Flandes, Luxemburgo y el norte de Cataluña. La estrella de España declinaba y Francia crecía como el nuevo poder hegemónico de Europa.

Origen

Se desconocen las circunstancias concretas en las que Calderón escribió La vida es sueño. La obra se escribió probablemente entre mayo de 1634 y noviembre de 1635. En los últimos 100 años, la investigación se ha ocupado de las fuentes bibliográficas de Calderón, pero las opiniones al respecto difieren. Hay consenso en que la presentación inmediata del drama fue una obra conjunta de Calderón y Antonio Coello. Las obras de cada uno se diferencian concretamente en lo que se refiere a la acción, pero son idénticos el escenario (Polonia), los motivos concretos (derrocamiento de lo dominante, la torre como calabozo, la caída por la ventana) y determinados personajes (Rosaura, Segismundo).

El motivo fundamental de la vida como sueño es, sin embargo, más antiguo; probablemente se remonta a la forma cristiana de una leyenda de Buda, el fundador de la religión hindú. La Leyenda de Barlaam y Josafat surge en el siglo VI y toma como ejemplo el motivo de Buda. Trata del príncipe Josafat, cuyo padre pagano lo mantiene encerrado porque quiere impedir que su hijo se convierta al cristianismo, como había anticipado una profecía. Pero el ermitaño Barlaam convierte al hijo y Josafat logra incluso convencer a su padre del mensaje de salvación del cristianismo, mientras él mismo busca su salvación en el ascetismo. El material se tradujo varias veces y, a través de los siglos, anduvo por todo el mundo. El motivo de los durmientes en vela se encuentra en la colección de cuentos Los siete sabios, que se difundió desde la Edad Media, así como en Las mil y una noches.

Historia de su trascendencia

El drama se estrenó en 1636 en el teatro de la corte del Palacio Real en Madrid, del cual Calderón era intendente. Ese mismo año, se publicó junto con otras comedias en una antología. Se agregaron varias ediciones españolas en los años siguientes. En 1677, Calderón se encargó nuevamente del tema y de ahí resultó una de sus numerosas piezas festivas eclesiásticas, en la que tipificó con aún mayor fuerza a los personajes. Ya en 1639 se estrenó en Hamburgo una versión alemana de La vida es sueño, a la que siguieron otras presentaciones en el siglo XVII. En 1812, Johann Wolfgang von Goethe llevó la obra al teatro en Weimar.

El tema fue adaptado, entre otros, por Franz Gillprazer (Der Traum ein Leben, 1840) y por Hugo von Hoffmannstahl (Der Turm, 1925). Una de las primeras traducciones al inglés se debe al romántico Percy Bysshe Shelley. El escritor italiano y cineasta Pier Paolo Pasolini utilizó el motivo y los personajes de Calderón para su drama Calderón (1973). Existen, además, varias adaptaciones para el teatro musical, entre ellas, la ópera Segismundo (1841) de Gioacchino Rossini.

Sobre el autor

Pedro Calderón de la Barca nació en Madrid el 17 de enero de 1600. Provenía de una antigua familia noble de un valle en Burgos. Calderón perdió pronto a sus padres. Cuando tenía diez años, su madre murió y cinco años después, su padre. A partir de 1614 asistió a un colegio jesuita en Madrid y empezó a ocuparse de la literatura. En la Universidad de Alcalá, estudió derecho, matemáticas, filosofía y teología; sin embargo, interrumpió sus estudios en 1620 para convertirse en soldado. En una competencia de poetas en Madrid, conquistó la simpatía de Lope de Vega, quien lo elogió con estas palabras: “Se le concedió un premio a don Pedro Calderón, que ganó en sus viejos laureles, a los cuales el tiempo solo solía dar cabellos encanecidos”. A la muerte de Lope de Vega en 1635, Calderón ocupó su lugar como dramaturgo de la corte y se convirtió en uno de los poetas más importantes de su tiempo. Su hermano publicó en 1636 una antología de dramas, entre ellos, la obra maestra La vida es sueño. En 1640, Calderón participó como oficial en la lucha contra los insurrectos de Cataluña y convenció al rey también con sus resultados militares. En 1645, se ordenó como sacerdote; sus estudios iniciales de teología rindieron por fin sus frutos. Al poco tiempo, se convirtió en canónigo de la catedral de Toledo y, en 1653, en eclesiástico de la corte. Calderón nunca dejó de escribir obras. En la última fase de su vida, se dedicó principalmente a la elaboración de obras de Corpus (los llamados autos sacramentales) y otros dramas espirituales. Murió el 25 de mayo de 1681. Calderón dejó más de 200 obras. Entre las más importantes se cuentan La dama duende, El príncipe constante, El alcalde de Zalamea y El gran teatro del mundo.


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