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La interpretación de los sueños

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La interpretación de los sueños

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El libro del siglo de la psicología: los sueños como claves de los deseos reprimidos y el reino del inconsciente.


Clásico de la literatura

  • Psicología
  • Modernismo

De qué se trata

Privar del sueño al mundo

La interpretación de los sueños de Sigmund Freud es el libro del siglo en dos sentidos. Por un lado, por “razones de marketing”, el fundador del psicoanálisis posfechó el libro de 1899 a 1900 para convertirlo en un hijo del nuevo siglo. Y, por el otro, el contenido de más de 600 páginas del voluminoso libro teórico revolucionó la visión científica de los sueños y la vida interior como ninguna otra obra. Freud interpreta los sueños como la realización de los deseos. Los deseos e impulsos reprimidos del inconsciente se agolpan en la conciencia durante el sueño, pero una fuerza psíquica censora los deforma de tal manera que los sueños parecen abstractos, extraños o incluso absurdos. Mediante más de 100 sueños, Freud muestra que, al parecer, todos los sueños tienen un trasfondo sexual que, la mayoría de las veces, proviene de la infancia más temprana. La interpretación de los sueños es, por tanto, la precursora de la teoría de la sexualidad y las pulsiones. En el más amplio sentido de la palabra, el libro de Freud privó del sueño al mundo en el umbral del siglo pasado. Su teoría despertó en igual medida el interés y el desagrado. A pesar de todas las críticas, no se le puede negar su contribución: liberó al antiguo arte de la interpretación de los sueños de su carga mítica y la utilizó para hacer avanzar el inconsciente en el marco de su novedoso psicoanálisis y poder dar un tratamiento médico a la enfermedad mental.

Ideas fundamentales

  • Los sueños, que a la mayoría de las personas les parecían enigmáticos, adquirieron un sentido a través de Freud, que los veía como codificaciones de deseos inconscientes.
  • Antes de publicar La interpretación de los sueños en 1900, Freud escribió sus propios sueños y los analizó durante varios años.
  • Cualquiera que entienda los sueños también puede, según Freud, curar con este conocimiento los trastornos mentales o, al menos, descubrir sus causas.
  • Los sueños, según Freud, son la realización de los deseos: uno siempre sueña lo que le gustaría, pero a menudo en una forma muy codificada.
  • Dos fuerzas se oponen: el inconsciente trata de endosarle el contenido al soñador, mientras que una fuerza censora deforma esos sueños.
  • El sueño manifiesto y distorsionado se diferencia, por tanto, del sueño latente, que es el contenido real del inconsciente.
  • En su elaboración los pensamientos latentes del sueño se transforman en el sueño manifiesto mediante la condensación, el desplazamiento, la representación y la simbolización de los mismos.
  • Los sueños siempre son recientes, es decir, tienen como motivo acontecimientos o pensamientos del día anterior.
  • Los sueños son regresivos: en el sueño surgen los recuerdos de la infancia temprana.
  • Los deseos reprimidos, por ejemplo, el deseo de exhibicionismo o tener relaciones sexuales con uno de los padres, se expresan a veces en imágenes oníricas grotescas.
  • El psicoanalista debe interpretar los sueños para descubrir y curar las fuentes de histeria o neurosis.

Resumen

La actividad sobre el sueño

Toda la literatura anterior a 1900 sobre los sueños y su interpretación resulta muy desigual: en tiempos pasados, el sueño se consideraba a menudo como inspiración de la divinidad. Muchos autores también destacan que los sueños y las enfermedades mentales están estrechamente relacionados. Y, de hecho, con una nueva comprensión de los sueños y su significado, también se pueden obtener nuevos conocimientos sobre las causas y motivos de la histeria, la neurosis y otras enfermedades mentales.

Los métodos de interpretación de los sueños

Hay dos métodos populares de interpretación de los sueños, pero ambos son rechazados porque carecen de base científica. Estos interpretan símbolos de los sueños que se supone que representan acontecimientos futuros. En este caso, el soñador ve el futuro, pero no de una manera clara y nítida, sino codificada simbólicamente. El primer método es puramente intuitivo, le asigna significado al sueño como un todo y su calidad radica, en última instancia, solo en el talento del interpretador. El segundo método trabaja con libros de sueños que ayudan a descifrar, mediante una clave fija, ciertos símbolos recurrentes de los sueños; por ejemplo, la recepción de una carta se traduce como “disgusto”. Sin embargo, independientemente de esto, en el mismo sueño pueden aparecer otros símbolos con significados positivos. Puesto que no existe un libro de sueños confiable, este método carece de validez y verificabilidad.

“El examen psicológico muestra el sueño como el primer eslabón de una serie de fenómenos psíquicos anormales””.

Es imposible entender los sueños de una persona totalmente separada de su persona. Por ello, el psicoanálisis es adecuado para que los pacientes expresen, sin maquillar, lo que les preocupa, incluidos sus sueños. El psicoanalista debe conocer el historial clínico del soñador y luego puede averiguar, en un análisis detallado, cuál es el significado del sueño. De lo que se trata aquí es de descubrir las razones profundamente ocultas que puede haber detrás de un trastorno mental.

El sueño como la realización de los deseos

Consideremos como primer ejemplo el sueño de la “inyección de Irma” que tuvo el propio Freud en la noche del 23 al 24 de julio de 1895. Gira en torno a una paciente llamada Irma a la que Freud no pudo terminar de tratar porque ella y su entorno, sobre todo el amigo de Freud, Otto, se mostraban escépticos respecto al método de tratamiento. En el sueño ella se queja de un dolor intenso y Freud puede atribuirlo a una inyección que le administró Otto con una aguja contaminada. El análisis de la transcripción del sueño da como resultado la siguiente interpretación: Freud se molestó por la interrupción del tratamiento y se sintió ofendido por el comentario de Otto de que Irma no estaba mejor después del tratamiento de Freud. En su sueño, culpa a Otto de la condición de Irma por la inyección que le administró. El sueño es, por tanto, la realización del deseo de Freud de transmitirle a Otto la culpa que pesa sobre sí mismo.

La deformación del sueño y la censura

Cada sueño es el cumplimiento de un deseo, como también lo es una pesadilla desagradable. Sin embargo, esto no queda abiertamente al descubierto. Aquí debemos distinguir entre el contenido manifiesto del sueño (lo que en realidad se sueña) y el contenido latente del sueño. El contenido latente del sueño es lo que se revela mediante la interpretación del sueño; es el rostro oculto y verdadero del sueño que siempre termina en la realización de un deseo. La diferencia entre estas dos categorías es lo que constituye la deformación onírica. Dos fuerzas operan en nuestra psique cuando soñamos. Una le endosa al soñador sus contenidos: los deseos inconscientes. La otra fuerza es el censor y distorsiona lo soñado de tal manera que el contenido latente original del sueño ya no está, sin más, al alcance de la mano. La tarea del interpretador de los sueños es descubrir cuál es el deseo original reprimido. Dicho sea de paso, los pensamientos inconscientes también se desarrollan durante el día, pero la conciencia les pone el alto de inmediato, así que solo pueden expresarse en sueños por la noche bajo la cubierta de la deformación del sueño.

El material onírico

¿De dónde vienen los sueños? Siempre se relacionan con recuerdos recientes, es decir, experimentados hace poco tiempo. En el sueño se manifiestan los “vestigios del día”. O bien se trata de cosas muy concretas que se experimentaron el día anterior, o bien se trata, al menos, de recuerdos del pasado, pensamientos o conversaciones que se pensaron o dijeron el día anterior al sueño. Aunque su papel en el sueño parece inofensivo, es, en realidad, muy significativo… y a veces sumamente embarazoso para el soñador. Por ejemplo, una mujer soñó que ponía velas en el candelero y una de ellas estaba rota. Sus amigas le dicen (todavía en el sueño) que ella no tiene la culpa. Freud analiza este sueño supuestamente inofensivo como un deseo de masturbación (con velas) debido a la impotencia de su esposo (vela rota). Ahora bien, la dama realmente había tenido que ver con velas el día anterior al sueño, pero sin que ninguna se doblara. El material soñado proviene de la realidad inmediatamente anterior, pero se procesa en el sueño para que pueda simbolizar algo completamente distinto.

Fuentes infantiles del sueño

Los sueños tienen, además, la característica de que casi siempre expresan recuerdos de la infancia. Las experiencias provenientes de la más temprana infancia, que ya se eliminaron de la conciencia desde hace mucho tiempo, reaparecen en el sueño y se desplazan a un nuevo contexto. Por ejemplo, un estudiante narró un sueño en el que su antigua niñera tuvo una cita secreta con el mozo de cuadras, sin que esto pudiera asociarse a un acontecimiento real. Apenas terminó de contar el sueño, el hermano mayor le explicó que esa escena en realidad sí había ocurrido. La niñera había emborrachado al hermano mayor, y no le había prestado atención al pequeño de tres años, quien pudo observar tranquilamente el tête-à-tête de ambos y ahora –muchos años después– la escena largamente olvidada reapareció en sus sueños.

Sueños de comodidad

Las fuentes oníricas somáticas (físicas) se citan siempre en la literatura como los principales factores desencadenantes de los sueños malos. Si tenemos dolores corporales o una comida indigesta en el estómago, tenemos sueños intranquilos. Sin embargo, estas afirmaciones son disparates. En todo caso, los estímulos externos se integran, a lo sumo, en un sueño existente, pero no lo causan. El sueño vigila mientras dormimos y ayuda a prevenir situaciones que normalmente llevarían a la interrupción del sueño. Uno de los pacientes de Freud soñó que estaba en una cama de hospital. De hecho, tenía que ir al hospital esa mañana, pero sentía miedo. Sin embargo, el sueño le sugirió que ya estaba ahí y, por tanto, no tenía que levantarse para ir. Así que con frecuencia los sueños son “sueños de comodidad” que nos ayudan a seguir durmiendo.

Sueños típicos: la desnudez…

Hay sueños que aparecen con mucha frecuencia y, por tanto, pertenecen al repertorio fijo de todos los soñadores. Entre ellos se encuentra la propia desnudez en público, por ejemplo, frente a familiares o amigos. Las otras personas del sueño están vestidas, pero no les importa la desnudez del yo del sueño, como normalmente se esperaría. Este sueño también es el cumplimiento de un deseo que se remonta a la infancia temprana. A todos los niños les gusta mostrarse desnudos. Hasta cierta edad, puede uno seguir viéndolos así. Sin embargo, los adultos que se muestran desnudos son calificados de exhibicionistas patológicos, a pesar de que cada persona tiene una veta exhibicionista. En el sueño se despliega este deseo. La propia desnudez como adulto vincula el sueño con el hecho de que otros manejan esta condición sin problemas.

… y desear la muerte de familiares

Los sueños sobre la muerte de parientes cercanos, especialmente hermanos y padres, también son absolutamente típicos. Las causas de tales sueños se encuentran otra vez en la infancia temprana. Todos los niños experimentan sentimientos de envidia, celos o incluso odio hacia sus hermanos. Por lo general, esto es evidente en diferentes edades. Los hermanos menores envidian a los mayores por sus habilidades y libertades; los hermanos mayores envidian a los menores por el mayor esfuerzo que los padres hacen con los pequeños. Estos sentimientos hostiles se manifiestan en la edad adulta en forma de sueños sobre la muerte de un hermano, a pesar de que ahora el soñador abrigue sentimientos de afecto hacia su hermano o hermana.

“Debo afirmar que los sueños realmente tienen un significado y que es posible un procedimiento científico de interpretación de los sueños””.

Sorprendentemente, los padres también suelen ser las víctimas en estos sueños de muerte. Por lo general, se trata del progenitor del mismo sexo del soñador. El deseo del niño de tener a su madre para él solo e incluso casarse y tener relaciones sexuales con ella, incluye la eliminación del rival, o sea, el padre. Soñar con la muerte de los rivales sexuales deja en claro que los sueños, ya sean de un adulto o de un niño, son de naturaleza egoísta.

La elaboración onírica

Cuando los pensamientos oníricos (el sueño latente) se traducen en el sueño concreto, entran en acción determinadas técnicas y principios. Estos se designan como la elaboración onírica. La tarea del interpretador del sueño es invertir este proceso, es decir, pasar del sueño manifiesto al sueño latente en el curso de la interpretación del sueño. La elaboración onírica se compone de los siguientes elementos:

  • Condensación – Los sueños manifiestos son más concisos que los pensamientos oníricos reales. Están muy comprimidos porque determinadas ideas del sueño latente se omiten, se abrevian o se mezclan con otros contenidos. Por ello, el relato escrito del sueño a veces ocupa solo media página, pero el análisis cubre diez veces más espacio.
  • Desplazamiento – En este caso, el significado de determinados elementos o detalles se cambian de sitio. Lo importante se deja en el fondo y lo poco importante se destaca como especialmente llamativo. El desplazamiento tiene una gran participación en la censura del contenido onírico que, por vergüenza, no aparece con su forma verdadera en el sueño.
  • Representación – El sueño traduce los pensamientos oníricos en imágenes, porque el lenguaje del sueño consiste principalmente en imágenes. Sin embargo, no es raro que se dé la distorsión de la presentación, así que, por ejemplo, una acción expresa exactamente lo contrario de la manera en que se muestra.
  • Simbolización – Los sueños utilizan con frecuencia el mismo simbolismo que las creencias y los mitos populares. Sorprendentemente, muchos símbolos son, además, de naturaleza sexual: cualquier objeto alargado (ramas, paraguas, armas) puede interpretarse como un símbolo fálico.
“Así, podemos afirmar que nos esforzamos en el esclarecimiento de las psicosis a medida que trabajamos en el esclarecimiento del enigma de los sueños””.

Los envases, los armarios, las cajas e incluso las habitaciones con puertas abiertas son símbolos de los genitales femeninos. Las actividades como subir escaleras son encubrimientos del acto sexual. Los juegos con niños pequeños significan onanismo. La caída de cabellos o dientes codifican el miedo a la castración.

La psicología del sueño

Para comprender los procesos durante el sueño, hay que formarse una imagen de los procesos en nuestra psique. Este modelo de aparato mental puede imaginarse como una caja con dos aberturas. Una de ellas recibe las percepciones, la otra las transmite al sistema motor. Las percepciones entrantes se convierten dentro de la caja en huellas de recuerdos que se almacenan en varios sistemas posteriores. Al final de todo este sistema, está el preconsciente, que pasa la información de los sistemas situados delante a la conciencia después de un examen o censura. Entre las huellas de recuerdos y el preconsciente, se puede suponer el inconsciente. Aquí los sueños toman forma e intentan meterse en la conciencia pasando por el preconsciente. Los sueños son regresivos; son retrospectivos, recurren a recuerdos de la infancia temprana y, por consiguiente, representan su reactivación, es decir, el disfrute de un deseo de la infancia. Se trata, pues, de pulsiones o deseos que han sido reprimidos y, por tanto, están fuera de la conciencia o expresados en neurosis. La interpretación de los sueños puede servir para detectar las causas de las enfermedades mentales y atenderlas.

Acerca del texto

Estructura y estilo

Freud dividió La interpretación de los sueños en siete grandes capítulos, cuyas extensiones son muy distintas. En el primer capítulo se dedica a revisar en detalle la bibliografía de las publicaciones existentes sobre la interpretación de los sueños. En el segundo capítulo, Freud establece su tesis y describe el principio de su método en un análisis detallado de los patrones de uno de sus sueños (la “inyección de Irma”). En el tercer capítulo, el psicoanalista formula la tesis general de que el sueño es la realización de un deseo. Esta aseveración se extiende a todo el libro y se retoma y precisa en ejemplos siempre nuevos. Los capítulos cuatro y cinco están dedicados a la deformación del sueño, al material onírico y a las fuentes de los sueños. En el capítulo sexto, el más extenso, Freud utiliza varios análisis de ejemplos de análisis de patrones y ejemplos de sueños para mostrar los diversos pasos de la elaboración onírica. El séptimo y último capítulo resulta considerablemente más teórico y conceptual. Aquí, Freud da nombre a los sistemas psíquicos que están involucrados en el sueño. Su estilo –en su mayoría claro y fácil de leer– varía desde discusiones pequeñas y muy comprensibles hasta definiciones abruptas. Una gran parte del libro la constituyen los ejemplos de sueños propios y ajenos.

Planteamientos de interpretación

  • Junto con Karl Marx y Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud forma parte de los “tres maestros de la sospecha” (Paul Ricoeur) que siempre sospechan algo latente detrás de lo manifiesto, ya sea el interés económico propio (Marx), la voluntad del poder (Nietzsche) o simplemente la impulsividad reprimida (Freud).
  • Después de Copérnico, que sacó a la Tierra del centro del universo, y de Darwin, que demostró que el hombre descendía del reino animal, Freud mostró que el hombre no es “amo en su propia casa”, sino que está fuertemente controlado por su inconsciente.
  • Freud ve una analogía entre el sueño y la enfermedad mental. En consecuencia, cada soñador está un poco loco y, a la inversa, cada neurosis se puede entender y tratar mejor con ayuda de la interpretación de los sueños.
  • Mediante su interpretación de los sueños, la prioridad de Freud es detectar y curar las enfermedades psíquicas. Sin embargo, en su libro, utiliza principalmente los sueños de una “persona más o menos normal”, es decir, los suyos.
  • El novedoso enfoque de Freud es mitad natural y mitad humanístico. Quiere explicar ciertos síntomas (científicos) y, al mismo tiempo, comprender (hermenéutica y científicamente) el significado de los sueños.
  • Una crítica importante a la interpretación de los sueños de Freud es que se basa en un fundamento incompleto. Sus pacientes de la sociedad vienesa y él mismo no se pueden considerar representativos de todas las personas. Y como Freud utilizó las transcripciones de los sueños como base para su análisis, nunca pudo estar seguro de que no le hubiera pasado inadvertido el detalle decisivo, ya que la transcripción o el relato de los sueños no aprovecha la riqueza de las impresiones sensoriales.

Antecedentes históricos

Pequeña historia sobre la interpretación de los sueños

Los sueños constituyen un fenómeno que ha fascinado y asustado a la gente a lo largo de su historia. En los pueblos antiguos los sueños se consideraban como una posibilidad de contacto con los dioses. Homero describía el sueño como un “ser alado” que transmitía noticias divinas. El filósofo griego Demócrito suponía mensajes divinos en el universo que entraban en el sueño a través de los poros de la piel. Solo Aristóteles suponía que los sueños eran una visión interna del hombre y no venían del exterior. Los estoicos de la antigua Roma, sin embargo, solían creer otra vez en la tesis de los mensajes divinos que recibía el soñador. Los primeros cristianos eran también de la misma opinión. En la Biblia se puede leer, por ejemplo, sobre el famoso interpretador de sueños José que interpretó en prisión los sueños del faraón. Los padres de la Iglesia se opusieron con escepticismo a los sueños. Agustín supuso en ellos, en lugar de la inspiración divina, más bien la obra del diablo. La Ilustración racional rechazó los sueños básicamente como fantasías. Novalis describió los sueños como “baluarte contra la vulgaridad”.

La ciencia del siglo XIX no les dio mucha importancia a los sueños hasta que Sigmund Freud publicó en 1900 La interpretación de los sueños y le inyectó sangre nueva a la actividad científica sobre los sueños. Freud estaba seguro de que su interpretación de los sueños era la “vía regia”, el camino del rey hacia el conocimiento de la vida interior. Fundó la nueva disciplina del psicoanálisis –inicialmente muy hostil en muchos aspectos– que demostró ser muy poderosa en el siglo XX.

Origen

En la noche del 23 al 24 de julio de 1895, Freud tuvo el sueño de la “inyección de Irma”, que hoy no puede faltar en ningún manual de psicología. Cuando el neurólogo vienés se dio cuenta de que el sueño le proporcionaba el cumplimiento de sus deseos secretos, comenzó a registrar y analizar sus propios sueños. Esta colección constituyó la base de su teoría de los sueños que publicó en noviembre de 1899 bajo el título de La interpretación de los sueños. Pero el libro se posfechó al año 1900. Tenía que ser una obra del siglo XX, un verdadero libro del siglo. Visiblemente orgulloso, 23 años después de la primera edición, el autor escribió: “El psicoanálisis nació, por así decirlo, con el siglo XX; la publicación de mi obra La interpretación de los sueños –con la que aparece ante el mundo como algo nuevo–, ostenta el año 1900”.

Historia de la influencia de la obra

La interpretación de los sueños no se vendió muy bien al principio. Pasaron diez años para que se pudieran vender los 600 ejemplares de la primera edición. Pero luego el interés aumentó considerablemente y convirtió la obra verdaderamente en un libro del siglo que vendió millones de ejemplares y se convirtió en la base de la teoría psicoanalítica. Freud amplió los horizontes de la medicina al abrir la mirada a la vida interior, los sueños y los deseos reprimidos. Se ganó el respeto de sus admiradores, pero fue atacado repetidamente por sus colegas. Defendió sus tesis de una manera demasiado ególatra y poco científica. El hecho de que asociara casi compulsivamente los sueños más banales con deseos sexuales le dio la reputación de ser un erotómano disfrazado. Los dos confidentes más cercanos del círculo de Freud rompieron con él y fundaron su propia escuela psicoanalítica. Tanto Alfred Adler en Viena como Carl Gustav Jung en Zúrich rechazaron también, entre otras cosas, la sobrevaloración de la sexualidad de Freud. Jung refinó el concepto del “inconsciente colectivo”, que ya era reconocido por Freud.

A mediados del siglo XX, los investigadores del sueño descubrieron el sueño MOR (movimientos oculares rápidos) que se asocia con una fase del sueño especialmente intensa. También demostraron que la privación persistente del sueño tiene como consecuencia la desintegración de la personalidad. Con ello, apoyaron la tesis de Freud respecto al sueño como guardián de la integridad mental. Todavía no hay una aseveración válida y segura sobre el significado de los sueños. Para ello, el estudio sobre el sueño y el reposo, en cuyo inicio se encuentra Freud, ha llevado al desarrollo de una nueva dirección en neuropsicología: la medicina del sueño, que busca las causas de los trastornos del sueño.

En el siglo XX el psicoanálisis también influyó fuertemente en otras ciencias, así como en las artes, como la literatura y el cine. Esto fue más evidente en el surrealismo, en el que el inconsciente y el sueño desempeñaron un papel importante.

Sobre el autor

Sigmund Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, Moravia, en la actual República Checa. Su padre era un comerciante judío exitoso. Cuatro años después del nacimiento de Sigmund, la familia se mudó a Viena. Allí, Freud terminó la educación media e inició sus estudios en medicina. De 1876 a 1882 trabajó como asistente en el laboratorio de fisiología e investigó, entre otras cosas, el sistema nervioso de las anguilas. Recibió su doctorado en 1881. Al año siguiente conoció a su futura esposa, Martha Barnays. Después de unos años en el Hospital General, se mudó a París en 1885 para ser entrenado en el arte de la hipnosis por el profesor Charcot. En París explicó la histeria como una enfermedad y aprendió cómo puede curarse básicamente con la hipnosis. En 1886 Freud regresó a Viena y abrió su propia consulta privada. Junto con Josef Breuer, publicó en 1895 los Estudios sobre la histeria. Al mismo tiempo comenzó a analizar sus propios sueños. En 1896 describió por primera vez su método de terapia con el término de “psicoanálisis”. En 1900 apareció La interpretación de los sueños, el primer gran trabajo teórico de Freud. Junto con algunos seguidores, fundó en Viena la Sociedad Psicoanalítica. Le siguieron crónicas y congresos y se formó un círculo cercano de freudianos en torno al psicoanalista vienés. Pero desde 1911 lo abandonaron algunos miembros, entre ellos, Alfred Adler y Carl Gustav Jung, porque se sentían presionados por las opiniones dogmáticas de Freud y defendían sus propias teorías. A pesar de sufrir de cáncer, Freud siguió siendo sumamente productivo. Entre sus escritos más importantes se encuentran Tres ensayos sobre teoría sexual (1905), Tótem y tabú (1913), Más allá del principio del placer (1920), El yo y el ello (1923), así como El malestar en la cultura (1930). Después de la invasión de Austria por Hitler, Freud huyó a Londres, donde murió por una sobredosis de morfina, el 23 de septiembre de 1939.


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